En Oporto estuvimos un día y medio, ya que al final del viaje volvíamos de nuevo. Alquilamos un coche por Easycar (355€ un Ford Fiesta) y nos dirigimos hacia Aveiro, ciudad pequeña llena de canales, puentes y barcos pintados llamados "moliceiros", similares a las góndolas de Venecia. Es por eso que también se la denomina "Venecia portuguesa". La ciudad cuenta con una de las universidades más importantes de Portugal. Viejas casas entre callejuelas y canales inundados de olor a sal y mar. La Praça do Peixe de día ofrece la oportunidad de comprar pescado fresco y por la noche la plaza cobra vida con sus bares y restaurantes. Los azulejos son otros de los sellos de origen de la ciudad, y prácticamente se puede leer su historia a través de los mismos. Dormimos en BiniBang Guest-House, alojamiento correcto a las afueras del centro y un poco difícil de encontrar, mejor llamar para que os indiquen. Cenamos en el restaurante Bombordo, en la Praça do Peix, la comida normal, poco cantidad en comparación con el resto del viaje, el servicio mejorable.
De Aveiro nos dirigimos a Coimbra, pasando por Praia da Mira y Figueira da Foz, playas larguísimas y muy populares entre los portugueses. Lo mejor: la mariscada en el Restaurante Caçerola por 15€ por persona... INCREIBLE!! con percebes incluídos!!
Coimbra, ciudad de calles estrechas, patios, escaleras y arcos medievales, fue la cuna del nacimiento de seis reyes portugueses y de la primera dinastía, así como de la primera Universidad de Portugal y una de las más antiguas de Europa. Imprescindible visitar su universidad, situada en lo mas alto de la ciudad, y desde la que se obtienen unas excelentes panorámicas del río Mondego. Dentro de la universidad no perderse (aprox. 6 €):
Otra visita interesante es la catedral vieja o Sé Velha, con un importante claustro románico. Uno de los paseos más interesantes es subir hasta la universidad por la calle que va desde el arco de la Almedina hasta la Sé Velha.
Dormimos en el Residencial Domus, básico pero barato y céntrico. Para cenar Fangas Mercearia Bar (Rua Fernandes Tomas, 45-49), un sitio minúsculo pero encantador, con una interesante carta de "petiscos" y vinos. Y para acabar el día que mejor que una sesión de fados en A Capella (Rua Corpo de Deus / Largo da Victoria) 10€ sin consumición.
De camino a Óbidos, pasamos por el Monasterio de Alcobaça, un conjunto arquitectónico impresionante, incluído por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
La inmensa nave de la iglesia es la mayor construida en la Edad Media en Portugal. Frente al crucero, se encuentran los más bellos sepulcros medievales hechos en Portugal. En el lado derecho, el de Inés de Castro, en el lado izquierdo, el de D. Pedro I. Fue el rey que ordenó que se colocaran así para que, llegado el día de la Resurrección de los Cuerpos, pudiera encontrarse frente a la mujer que tanto amó y que tan cruelmente fue asesinada. Intente leer en las delicadas esculturas que decoran el sepulcro de Pedro, escenas de la vida de esta trágica pasión.
Se pueden visitar las austeras dependencias donde los monjes vivieron cerca de 800 años: el Refectorio, el Dormitorio, la Sala del Capítulo, los Claustros y la monumental cocina donde preparaban los pescados del río...
La siguiente parada fue el Monasterio de Batalha, aunque aquí ya no entramos también tiene que ser una visita interesante.
La rua Direita se abre paso entre las callejas estrechas y empedradas con casas adornadas con flores de vivos colores y zócalos pintados. A ambos lados hay restaurantes de cocina tradicional y puestos de artesanía. A medio camino de la rua, aposentada en el corazón de la villa medieval, está la plaza de Santa María. Lo primero que sobresale en ella es una picota del siglo XV sobre una fuente. Narra la historia amarga de la Reina doña Leonor de Lencastre, esposa de João II. Su hijo, el infante Afonso, murió ahogado en las aguas del Tajo en 1491. El cuerpo sin vida del pequeño príncipe apareció una mañana entre las redes de un pescador. Asolada por el dolor, la Reina buscó amparo en la soledades de Obidos e hizo tallar en su escudo de armas una red que la atara de por vida a la desdicha del hijo muerto. Enfrente de la picota se alza la iglesia de Santa María. La fachada renacentista da paso a un interior en tres naves. Los azulejos trepan del suelo al techo, son del siglo XVII y hay quienes los atribuyen a Gabriel del Barco, que aún hoy no se sabe si fue español o italiano. En uno de los laterales, en la zona del presbiterio, toma asiento un sepulcro donde descansan los restos del alcaide don João de Noroña y su esposa.
Para cenar el Restaurante Alcaide (Rua Dereita, 60) si tenéis la suerte de que no esté cerrado por descanso semanal ;)
Ah! Y no dejéis de probar Ginja (licor de cereza) servido en una cazoleta de chocolate... mmmmm... rico, rico...
Después de nuestra estancia en la capital portuguesa nos dirigimos hacia la Costa Alentejana, pasando dos noches en el encantador pueblo pesquero de Vila Nova de Milfontes.
Vila Nova de Milfontes, apodada como la "Princesa del Alentejo", es una villa portuguesa situada a unos 200 Km al sur de Lisboa. Es una de la ciudades más bonitas de este tramo de costa, con un atractivo centro con casas encaladas, proporciona a los visitantes playas de mar y de río.
Vilanova está en pleno Parque Natural del Sudeoeste Alentejano y forma parte de la denominada Costa Vicentina. Ha pasado de ser un pueblo de pescadores a un foco turístico del Alentejo, sin estar tan masificada como la costa del Algarve. Tiene playas enormes de fuerte oleaje (como toda la costa atlántica portuguesa ), aguas cristalinas y montones de dunas para perderse.
Las playas del pueblo son la playa de Farol y playa de Furnas. Conduciendo a través de la EN-393 se abandona el pueblo de Vila Nova de Milfontes con dirección a Algoceira; a tres quilómetros a la derecha nos sale al encuentro una carretera que lleva a las playas de Brejo Largo y Grande.
También cercana está la playa de Malhão, playa más salvaje y ventosa, ideal para deportes acuáticos o para estar más tranquilo. Esta es una de las más mejores playas del Alentejo.
En los estrechos callejones y diminutas plazas hay diversos locales para comer y beber, imprescindible tomarse una tapa de caracoles a la vuelta de la playa!
Dormimos en Casa dos Arcos, sencillo pero acogedor y muy céntrico.
Se puede aprovechar para visitar el pueblo vecino de Zambujeira do Mar, pequeño paraíso turístico del Alentejo. Destacan sus playas, como la de Nossa Senhora, Tonel, Arquinha o Alterinhos. Lugar ideal para los amantes del windsurf, por la calidad de sus vientos y de sus olas.
Siguiente, y penúltimo destino, Évora. Ciudad histórica en el corazón de Alentejo, lugar encantador y una de las ciudades mejor conservadas de Portugal. Nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad, desde 1986.
Tres murallas guardan las estrechas callejuelas de la portuguesa Évora. Ciudad de sabor romano y musulmán, los siglos no le han arrebatado cierto ambiente provinciano en cuya aureola se inscriben más de trescientos monumentos.
Los monumentos más destacados son el antiguo palacio del arzobispo, convertido actualmente en museo regional; la catedral, construida en 1186, originalmente de estilo románico, pero reconstruida con estilo gótico en el siglo XV, y una iglesia de comienzos del siglo XVI, que mezcla estilos árabe y gótico. La ciudad también tiene restos arquitectónicos de la época romana, como un templo del siglo I, y aunque no son los de Roma, están muy integrados en el entorno de la villa.
Dormimos en el Evora Inn Chiado Design, un antiguo edificio totalmente reformado, con una decoración artística y de diseño. Eso sí, prepararos para subir escaleras, pues no tiene ascensor.
De Évora nos dirigimos de nuevo a Oporto donde acaba en nuestra ruta por Portugal.
Agosto - 2011
Vila Nova de Milfontes, apodada como la "Princesa del Alentejo", es una villa portuguesa situada a unos 200 Km al sur de Lisboa. Es una de la ciudades más bonitas de este tramo de costa, con un atractivo centro con casas encaladas, proporciona a los visitantes playas de mar y de río.
Las playas del pueblo son la playa de Farol y playa de Furnas. Conduciendo a través de la EN-393 se abandona el pueblo de Vila Nova de Milfontes con dirección a Algoceira; a tres quilómetros a la derecha nos sale al encuentro una carretera que lleva a las playas de Brejo Largo y Grande.
En los estrechos callejones y diminutas plazas hay diversos locales para comer y beber, imprescindible tomarse una tapa de caracoles a la vuelta de la playa!
Dormimos en Casa dos Arcos, sencillo pero acogedor y muy céntrico.
Se puede aprovechar para visitar el pueblo vecino de Zambujeira do Mar, pequeño paraíso turístico del Alentejo. Destacan sus playas, como la de Nossa Senhora, Tonel, Arquinha o Alterinhos. Lugar ideal para los amantes del windsurf, por la calidad de sus vientos y de sus olas.
Siguiente, y penúltimo destino, Évora. Ciudad histórica en el corazón de Alentejo, lugar encantador y una de las ciudades mejor conservadas de Portugal. Nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad, desde 1986.
Tres murallas guardan las estrechas callejuelas de la portuguesa Évora. Ciudad de sabor romano y musulmán, los siglos no le han arrebatado cierto ambiente provinciano en cuya aureola se inscriben más de trescientos monumentos.
Dormimos en el Evora Inn Chiado Design, un antiguo edificio totalmente reformado, con una decoración artística y de diseño. Eso sí, prepararos para subir escaleras, pues no tiene ascensor.
De Évora nos dirigimos de nuevo a Oporto donde acaba en nuestra ruta por Portugal.
Agosto - 2011
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